Karate práctico, los cimientos: hacia una metodología funcional
Karate práctico, los cimientos: hacia una metodología funcional

Cuando pienso en karate práctico pienso en una aplicación funcional de este arte marcial a una mala situación, como es una agresión física. En éste sentido tengo muy claro a qué me refiero. Sin embargo, mi definición puede que no sea la misma que la tuya o la de otros practicantes. Por ello, en éste artículo me gustaría hablar de una serie de ideas que para mí son esenciales a la hora de acercarse al maravilloso arte del karate desde una óptica práctica. Es decir, dentro del contexto de una aplicación en una situación de defensa personal.

Hay algunos elementos que a mi parecer son cruciales para ello. Aunque he tocado alguno de ellos en artículos anteriores me gustaría utilizar éste para reflexionar de una manera algo más global. En vez de ir al detalle concreto o profundizar en alguna de estas ideas, mi esperanza es poder presentar una vista de pájaro de los diferentes elementos que a mi entender tendrían que tenerse en cuenta.

El contexto

En primer lugar hay que entender el contexto del que estamos hablando. Por ello un karateka práctico debe comprender qué supone una agresión física y en qué situaciones éstas ocurren. Existe un riesgo muy elevado de falsear nuestro entrenamiento adaptando el tipo de ataques recibidos a las técnicas que conocemos o queremos trabajar. Lo ideal sería adaptar nuestras técnicas o el contexto de aplicación de cada una a los posibles ataques a los que nos podríamos enfrentar. Existen varias maneras de hacer ésto y en uno de los primeros artículos de ésta página exploro una de las teorías al respecto.

La distancia

Una de las maneras en las que los katas son malentendidos dentro del ámbito del karate práctico es en la distancia. Cuando uno intenta aplicar los movimientos a una distancia larga, simplemente no funciona. Cuando el contexto de una pelea consensuada se analiza la distancia es bastante mayor al de una agresión. Esto hace que si miramos a los katas desde esta óptica, nos puedan parecer inservibles en el mejor de los casos.

Sin embargo si nos aproximamos más, y analizamos los katas en una distancia corta esto cambia. Lo normal es que una agresión comience a una distancia muy corta, cercana a la distancia a la que solemos hablar o amenazar. Esta distancia no tiende a aumentar, sino disminuir, y es esta cercanía la que neutraliza muchas de las herramientas que vemos en un contexto de combate deportivo o consensuado. Fintas, retiradas, juego de pies. Todo esto resulta menos que óptimo, y por eso no lo encontramos en los katas.

La legalidad

Otra de las maneras en las que falseamos nuestro entrenamiento dentro del área del contexto es al no entender qué viene antes y qué viene después de una agresión. Es crucial comprender éste punto ya que puede llevar a prácticas totalmente nocivas a la hora de preservar nuestra integridad. Alguna de las situaciones que pueden darse al no entender bien éste punto es, por ejemplo, el uso de excesiva fuerza. Esto tiene unas implicaciones legales que deben tenerse en cuenta en nuestro entrenamiento. Después de una agresión viene la ley, y entrenar sin tenerla en cuenta puede suponer hallarnos en la posición de agresor. Un ejemplo de esto es cuando entrenamos que si un supuesto agresor nos agarra del hombro o pone su mano sobre éste, nuestra reacción será siempre golpear, soltar patadas y reventarle el brazo con una u otra técnica.

Podría hablar durante páginas y páginas de unos y otros pequeños detalles del contexto, pero considero que estos puntos son los más importantes de entender. En el otro lado de la ecuación nos encontramos al karate en sí, y me gustaría mencionar dos puntos dentro de éste área que también considero básicos. Igual que con el contexto, podríamos hablar ampliamente de muchos otros puntos.

El karate (práctico)

En este lado de la ecuación me parece principalmente importante el tener en cuenta el conocimiento que nos ha sido transmitido por nuestros predecesores. Esto, dentro del mundo de karate, se traduce en katas. Si tú fueses un gran guerrero y tuvieses que transmitir lo que sabes del combate en 40 movimientos o menos, ¿dedicarías a alguno de ellos a lo básico o decorativo? En mi caso no lo haría, sino que aprovecharía cada detalle y movimiento para transmitir lo esencial de mis conocimientos. Escribí un artículo hace un tiempo sobre porqué pienso que los katas son sistemas completos y con múltiples aplicaciones por movimiento y lo puedes leer aquí.

Siguiendo el razonamiento anterior, a la hora de trabajar y aplicar kata, todo es importante. Esto quier decir, los ángulos y la línea de realización del kata o enbusen hasta la posición de las manos y brazos (no solo las finales sino el recorrido entre una técnica y otra), las posiciones de los pies, y por supuesto lo que viene antes y después de cada movimiento. Esto también quiere decir que del kata se aprovecha todo y absolutamente TODO. No hay movimientos decorativos o de adorno, o movimientos redundantes, ni guardias etc. Todo es aprovechable de una manera profunda.

El origen del karate

El segundo punto que a mi parecer es importante tiene que ver con el origen del karate y su propósito. Esto nos tiene que informar en nuestra práctica para verdaderamente entender los katas. Es, a mi parecer, el punto que une todo lo que he tratado anteriormente. El karate no se ideó como una competición o un estilo de vida. No se ideó como un ejercicio físico. Ni si quiera como una manera de combatir entre iguales, aunque hoy en día todo esto pueda ser parte de la identidad de este arte marcial. Su origen casa ciertamente con la frase “karate práctico” ya que era en sus comienzos un sistema de defensa personal.

Existen algunos documentos históricos que apoyan está afirmación, como la carta que el maestro Itosu escribió en 1908 a la administración Okinawense. En ésta carta explicaba, entre otras cosas, en qué consistía aquello del karate. Aunque admite que hay diferentes propósitos y razones por las que practicar karate, afirma que su propósito original consistía en “salir airoso de una mala situación si uno se viese enfrentado a villanos o rufianes”. Vuelvo a repetir, no una pelea consensuada, no una competición y no hacer ejercicio. Llegar a casa sano y salvo de ser asaltado por elementos criminales.

Este hecho es lo que justifica el que se aplique una distancia corta, o el tener en cuenta la legislación local a la hora de elegir una u otra técnica o una u otra táctica. Es la razón por la que los ataques que tendremos que tener en cuenta a la hora de entrenar NO son los de un compañero karateka sino los de un individuo que aunque no tenga entrenamiento formal, sí que está familiarizado con la realidad de la violencia. Es la justificación de estas entre otras puntualizaciones.

Sin embargo, no hay que olvidar…

…que como decía Itosu en su carta, hay varios propósitos a la hora de practicar karate. Sin embargo, pienso que cuando un practicante quiere entrenar de cara a este contexto concreto de defensa personal, los puntos de este artículo son algunas de las consideraciones más importantes a tener en cuenta, ya sea un entrenamiento puntual o porque ese practicante quiera hacer de este contexto su práctica habitual.

Espero que hayas aprendido algo con este artículo de la misma manera que yo he aprendido mucho preparándolo y escribiéndolo. A mí personalmente me ha ayudado enormemente a clarificar mis ideas y reforzar diversos conceptos y pensamientos, y espero que también te haya ayudado a ti. ¡Muchas gracias por leerlo!

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